viernes, 20 de diciembre de 2013


En una película, como en cualquier proyecto que se emprende con pasión, cada detalle cuenta. Y si la temática fantástica está de por medio es obvio que los detalles sean fundamentales. En cuanto a la estética cada detalle funciona como un pequeño engranaje sin el que el todo no tendría sentido.

LAS BRUJAS DE E’LENTE puede despertar interés en cuanto a este tema. ¿Cuál es la estética de la película?




Dos partes forman el resultado estético final.





Por una parte, el lado real del film tiene un aire setentero. Ambientación y vestuario se enfocan a los años setenta pero aplicados a la realidad. El personaje de Eva, la protagonista, está perfilado por una infancia dura, algo que se refleja en su aspecto, aniñado, pero que contrasta con su aspecto de mujer.

La ambientación retro refuerza el lado más conservador de la familia de Eva, algo que se puede apreciar en los decorados inspirados en producciones como “El Orfanato” o “Los otros”. Desde las ventanas hasta el último broche está perfectamente planificado.



Por otra parte encontramos el lado fantástico en el que arquitectura y vestuario conforman un mundo paralelo al nuestro. Tener presente este concepto fue lo que aportó una mayor realidad a la estética fantástica. Los personajes como el Demonio, están dotados con aspectos propios de criaturas más orgánicas, alejándose de estereotipos como el conocido de Dios, un hombre mayor con barba blanca. 


En LAS BRUJAS DE E’LENTE, encontraremos a este mismo Dios con un aspecto relacionado con el de un ciervo. Además, los personajes fantásticos llevan armas diseñadas en base a diferentes culturas, creando una única y diferente.




Y las brujas… bueno, ése ya es otro tema.


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